Soy una mujer igual que tú, tengo o he tenido los mismos miedos, muchas de las creencias limitantes que tienes o has tenido tú, compartimos también seguro muchos objetivos o sueños y sufrimos o hemos sufrido las mismas heridas.
Vamos a darnos la mano, para ser una sola y conseguir juntas nuestros sueños en común, nuestro propósito.
Nosotras estamos aquí para cambiar el mundo, para romper estructuras. Creo que ese es nuestro “GRAN” propósito en común y también creo firmemente que no lo conseguiremos desde la ira, la venganza o el rencor, solo desde el amor y la empatía. Primero hacia nosotras mismas, porque hoy aún somos nuestros peores verdugos.
No me juzgues por favor,
Antes trata de entenderme.
Podríamos dejar de juzgarnos entre nosotras. Necesitamos ver en la otra mujer su luz, mirar dentro, no fuera, no lo que su ego nos muestra, que no es más que su máscara para sobrevivir ¡¡¡a Dios sabe qué!!!. Si solo ves su ego y la juzgas por ello estás contribuyendo a crear el mayor arma utilizado constantemente sobre nosotras mismas.
Si estás leyendo este artículo, te invito a que por solo un día (hoy sería ideal), trates de cambiar la percepción, el juicio que haces de todas las mujeres que te rodean y de todas las que se crucen hoy en tu día. Haz la prueba, cuando tengas hoy una mujer a tu lado no la juzgues por su estilismo, por sus palabras, por sus acciones, por sus formas, entiende que todo forma parte de un guion creado por su ego.
Escucha lo que no dice, lo que proyecta su energía, obsérvala como si fuese una niña y podrás ver todos sus miedos, esos que le hacen decir, vestir y actuar de la forma en que lo hace. Entonces lo comprenderás, lo verás y entenderás que tú harías exactamente lo mismo que ella si tuvieras la misma información, las mismas vivencias y los mismos miedos…
Probablemente si lo consigues ocurrirá algo mágico. Ella también te verá a ti.
Tú eres ella, ella está en ti.